domingo, 23 de noviembre de 2008

El Ruído

Ya he dicho acá que soy escolta nocturno, pero nunca les he dicho como es mi trabajo. Hoy voy a contarles como fue parte mi día de trabajo. A las 23:00 en punto ya estaba listo. Pablo se ha acostado a las veintitrés y cuarto. Para empezar he dado algunas vueltas por todos los cuartos, mirando siempre las ventanas. Los gatos del 101 tienen la costumbre de huir por la madrugada e intentan pasar por la ventana, algunas las dejamos abiertas por la madrugada. A las 00:00 me ha quedado muy cerca de la puerta y he husmeado por la rendija. Mi olfato es una de mis mayores virtudes, no he husmeado nada distinto hoy. Pero mi rica audición he escuchado movimientos seguidos viniendo, me parecía que venían del patio. En un ratito he subido arriba de una silla para mirar, no he visto a nadie, pero el ruido sigue, he hecho un esfuerzo extremo para husmear a alguien y nada. He buscado por toda la casa alguna señal, me he puesto nervioso, he gruñido, he ladrado y el ruido seguía. Era continuo, tenía un compaso, a veces paraba por un ratito, pero volvía. Ya me estaba sintiendo como un felino inútil, cuando el ruido se ha ganado más intensidad y ahora me parecía seguro que venía del cuarto del Pablo, me he acercado a la puerta la intensidad del ruido era mayor, me he preguntado ¿Qué pasa allá? Y de repente, un chillido de una mujer, entonces he recordado que hoy Marina se ha acostado en nuestra casa, precisamente junto con Pablo en la cama, que tiene con de las patas rotas.

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